Rinitis alérgica

                                                                          Rinitis Alérgica en Pediatría



Introducción

La prevalencia de las enfermedades alérgicas registra un aumento importante en todo tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Estas enfermedades incluyen rinitis, asma, dermatitis atópica, urticaria, anafilaxia, alergia a drogas, alimentos e insectos y angioedema.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cientos de millones de personas en el mundo sufren de rinitis y se estima que 300 millones tienen asma, enfermedades que afectan notablemente la calidad de vida individual,  familiar y colectiva, generando un impacto negativo en el bienestar socio-económico de las comunidades.

Este aumento es altamente significativo en niños, observándose la mayor tendencia de aumento en las últimas dos décadas.(1,2)

Diversas consideraciones posicionan a los trastornos alérgicos como un verdadero problema de salud pública:

  • Un aumento constante en la prevalencia de enfermedades alérgicas a nivel mundial, con un 30-40% de la población afectada por una o más enfermedades alérgicas.
  • Una alta proporción de este aumento se está produciendo en sujetos jóvenes, por lo cual cuando arriben a la edad adulta, se espera que aumente aún más la carga de las enfermedades alérgicas.
  • Las alergias complejas que involucran polisensibilización y afectación de múltiples órganos también se aprecian en aumento, donde su alta morbilidad provoca una mayor demanda en servicios de atención de salud.
  • Se prevé que los problemas alérgicos seguirán en aumento conforme la contaminación atmosférica y la temperatura ambiental persistan en  aumento.
  • Estos cambios ambientales afectarán los recuentos polínicos y la presencia de insectos y hongos asociados a trastornos alérgicos.
  • En muchos países, los intentos de hacer frente a estos problemas han generado estrategias a nivel nación muy variadas y fragmentadas generando un efecto rebote, con disminución de la calidad de vida, aumento de morbilidad y mortalidad y un alto costo para los pacientes alérgicos.(1)

La Rinitis Alérgica (RA) se define como un trastorno sintomático de la mucosa nasal, con inflamación mediada por IgE desencadenada por la exposición a alergenos. Sus síntomas cardinales incluyen estornudos, prurito nasal, secreción serosa o rinorrea anterior o posterior y bloqueo nasal por congestión de la mucosa.

En cuanto a la RA, se aprecia que en Argentina aproximadamente el 21 % de niños y el 33% de adolescentes la padecen. (2)

Si bien comparte todas las características epidemiológicas anteriormente citadas, la RA agrega el problema de su subdiagnóstico, con una naturalización de los síntomas, donde todavía se escuchan frases como “los niños deben ser mocosos”. Esto genera un diagnóstico y tratamiento tardíos, con concomitancia de complicaciones ligadas a respiración bucal, malformaciones dentarias, trastornos deglutorios o fonatorios, poliposis nasal, que requieren para su resolución terapéuticas prolongadas y costosas para estos niños.

No sólo se aprecian aumentados en esta entidad los costos directos (gastos médicos y terapéuticos) sino también los indirectos, ligados a ausentismo escolar y laboral, ya que estos niños y jóvenes tienen afectada su calidad de vida, rendimiento escolar, productividad laboral y actividad social por alteración de los patrones del sueño, cansancio y disminución de la capacidad de concentración mental.(2)

Cuadro Clínico

Para clasificar la RA, con fines de aplicar metodología diagnóstica y estrategias terapéuticas posteriores, la OMS recomienda utilizar la clasificación establecida por el programa ARIA (Allergic Rhinitis and Its Impact on Asthma).(3)

Esta propone que de acuerdo a la duración de los síntomas se categorice en 2 entidades:

  • Intermitente: presencia de síntomas menos de cuatro días a la semana y menos de cuatro semanas al año.
  • Persistente: presencia de síntomas más de cuatro días a la semana y más de cuatro semanas al año.

En cuanto a la gravedad se establecen también 2 categorías:

  • Leve: aquellos niños que presentan sueño normal, sin impedimento de la actividad diaria como realización de deportes, uso del tiempo libre, escolaridad, trabajo, y sin asociación mórbida. Representa el 20% de las RA
  • Moderada/grave: niños y jóvenes con afectación del sueño, imposibilidad de realizar actividades deportivas, de recreación, escolares y/o laborales, o presencia de comorbilidades. Representa aproximadamente el 80% de las RA. (Tabla 1)

En cuanto a la relación de signos y síntomas podemos hallar lo siguiente:

Obstrucción nasal por congestión: respiración bucal intermitente o persistente, falta de aire, voz nasal, dolro de garganta, babeo visible o relato de babeo de la almohada o ronquido durante el sueño.

Rinorrea serosa: ruidos nasales, necesidad frecuente de desagotar la nariz, tos faríngea o carraspeo, anorexia, náuseas y molestias abdominales.

Picazon  nasal y palatino: frotamiento de las narinas, movimientos linguales, cloqueo

Estornudos: aislados o en salva (varios estornudos seguidos).

Otros síntomas: prurito ocular, hiperemia conjuntival, epifora, edema palpebral, epistaxis, irritabilidad, fatiga, disnea.

Algunas comorbilidades asociadas a RA son Asma, Dermatitis Atópica, Otitis media, Conjuntivitis alérgica, Sinusitis, Laringitis, Alergia alimentaria. La suma de varias de ellas en un mismo individuo a lo largo del tiempo conforma la denominada “Marcha Atópica”.

En el el examen físico se observa

Pliegue transversal en la nariz

  • Cianosis infraorbitaria (ojeras)
  • Pliegue palpebral supernumerario de Denie Morgan
  • Hiperemia conjuntival y edema
  • Hipotrofia del mentón
  • Mala oclusión dentaria
  • Fauces congestiva

El interior de la nariz presenta:

  • Mucosa pálida, gris azulada, pareja o en parches
  • Mucosa hipertrofiada en los cornetes nasales
  • Desviaciones del septum
  • Secreción serosa, de tipo acuoso, transparente, en narinas y/o en pared posterior de la faringe
  • Pared posterior de la faringe congestiva
  • Enantemas en velo del paladar
  • Paladar ojival
  • Puede existir Hipertrofia del Anillo de Waldeyer

Siempre es necesario realizar la consulta con el Pediatra de cabecera a fin de establecer el diagnóstico y instalar el tratamiento oportuno o su derivación al especialista

Andrea Irene Mariño 

Pediatra Especialista en Alergia e Inmunología

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