Previniendo enfermedades en nuestros hijos

Previniendo enfermedades en nuestros hijos

Si observamos y escuchamos a los niños siempre aprendemos de ellos, son pequeños filósofos, reflexionan, repiten, se asustan y en el mejor de los casos hablan y denuncian.

La responsabilidad de los padres es acompañarlos en el descubrimiento de la vida, en un buen clima , preservándolos de violencias físicas y psicológicas.

Permitir a un niño jugar, compartir, ensuciarse, cuestionar, lo ayuda a tener un espíritu crítico, lo convertirá en un joven curioso, interesado, ávido por el conocimiento.

Es fundamental tomar un poco de distancia y pasarse la “película de la vida familiar”, ponerse en el lugar del niño, ver con sus ojos, como se sienten las imágenes y palabras censuradoras, acusatorias, amenazantes, incluyendo los estímulos visuales que puede recibir de las “pantallas”.

Muchas veces se usa al hijo como “trofeo de guerra”, interponiéndolo o haciéndolo tomar partido de discusiones de mayores.

Un pequeño paciente me dijo un día: “Yo no pedí venir al mundo, yo quiero a mi papi y a mi mami”.

También debemos tener conciencia de no darles dobles mensajes, como por ejemplo, enseñarles a no ser violentos con otros niños y viven la violencia de los adultos.

Muchos padres piensan que se dedican mucho a sus hijos y están permanentemente conectados a celulares, computadoras, etc.

Contarles cuentos adecuados a su edad, jugar con ellos a juegos reglados “mirándose”, hacer actividades al aire libre como remontar barriletes, pescar, patinar, trepar, etc. abre un mundo de posibilidades y cercanía en los vínculos.

También explorar la ciudad en que viven con visitas interactivas a museos de ciencia, arte, música, etc.

Ayudarlos a crear habilidades sociales que lo fortifiquen en la vida, dándoles seguridad para el afrontamiento ante la adversidad.

Rodearlos de niños invitándolos al hogar, frecuentar diferentes grupos además del escolar, evitando estigmatizarlos en su roll, ejemplo: si en la escuela es más tímido tiene posibilidades en el grupo del club de ser más extrovertido, etc.

Hacer que un niño se despierte feliz y se duerma tranquilo.

Favorecer la independencia: vestirse solo, dormir en su cama, higienizar su cuerpo, expresar sus sentimientos.

Si las pantallas atrapan a los chicos es porque se dejaron vacantes espacios de estimulación, de creatividad y dedicación para proponerles nuevas alternativas. Es muy “cómodo” para muchos adultos sentar a un niño frente a una pantalla para que no moleste, pero, las consecuencias se ven diariamente en chicos hiperactivos, ansiosos, demandantes, que no saben usar su tiempo libre y que se desesperan por “subir de nivel” en los videojuegos que los llevan a un creciente mal humor.

También es saludable dejarlos que se “aburran” ya que favorece la búsqueda de actividades que los diviertan estimulando su creatividad.

Para que los niños sean buenos innovadores se recomienda juegos poco estructurados y sin objetivos definidos. Ejemplo un superhéroe inventados con Legos, Mecanos o maderas y cartones.

La puesta de límites, sin desborde de los adultos, le dan seguridad, ayudan a la convivencia familiar, clasifican los deberes y derechos.

Para establecer normas y límites adecuados es necesario que sean:

- Acordados: evitando los dobles mensajes, ejemplo: Papá da una indicación y mamá lo desautoriza.

- Realistas: claros y razonables de acuerdo a la edad y posibilidades de los chicos.

- Explícitos: en forma directa y con firmeza (sin amenazas, ni violencia).

- Flexibles: con posibilidad de replantearlos y recontratarlos (evitar suprimir una actividad recreativa).

- Evaluando: posibilidad de expresar lo sentido.

“Todo lo que no se elabora expresándolo, dibujándolo, jugando, se repite”.

Si deseamos que nuestros hijos sean felices, que sean buenas personas, que sean importantes líderes del mañana, además de tener en cuenta todo lo dicho es fundamental que la familia y el niño favorezcan actitudes de solidaridad y ayuda mutua, que los padres sean “buenos referentes” con actitudes de no discriminación, de apoyo en red a los mas necesitados, de integración.

Todos estos factores ayudan a la promoción de la salud.

Mónica Aguirre de Kot

Lic. en Psicología (UBA)

Esp. en Niños y Adolescentes y Familia (APNAD)

Dra. en Psicología (UB)

Autora de la colección “Crezco y Aprendo”

Editorial Guadal, El gato de Hojalata

(18 libros de psicoeducación para la primera infancia).