Por que los niños tienen miedo a la oscuridad

Miedo a la oscuridad

Es natural y normal que los niños pequeños teman a la oscuridad, pero que sientan un miedo absurdo, es síntoma de ansiedad.

Un pequeño puede haberse asustado por algo específico que aconteció durante el día, o puede sentirse preocupado por no saber hacer las cosas que se le exigen como normales a su edad.

Ese miedo a la oscuridad dependerá de las costumbres a las que el niño está habituado, por ejemplo: si siempre se duerme con la luz encendida, podría asustarlo la oscuridad. Sorprendentemente, si acostumbra dormirse a oscuras, puede molestarle la luz.

A oscuras, sin ninguna distracción en qué ocupar su mente y que lo contacte con la realidad, pueden surgir en su mente infinidad de fantasías o imaginaciones, tanto buenas como malas.

Las culpas por cosas que ha dicho o hecho durante el día, pueden agobiarlo, y por ejemplo, enfocar toda su ansiedad en forma de algún animal imaginario debajo de la cama. Lo mejor que puede hacerse cuando un niño se asusta en la oscuridad es encender la luz, darle un abrazo y quizás un vaso de agua, y después dejarlo solo, explicándole que Usted estará cerca de él si la necesita. Escucharlo también es muy importante, si usted se detiene unos instantes para esto, puede resultar de mucha ayuda.

Lamentablemente, aunque ciertos niños se expresen muy bien, pueden tener dificultades para manifestar sus preocupaciones, especialmente si fueron rechazados como “tontos”. Usted deberá considerar los sucesos del día anterior para analizar el problema por sí misma.

Si su hijo tiene pesadillas, es señal de que está preocupado por algo. De esta manera es como exterioriza sus miedos un niño pequeño, pero difícilmente será capaz de relacionarlos con los sucesos o los hechos reales.

Generalmente las pesadillas ocurren por etapas, por ejemplo: el niño puede padecerlas cada noche durante una semana o un mes, luego transcurrir un año sin sufrirlas, y reaparecer más adelante.

Las pesadillas pueden ser muy perturbadoras. A la mayoría de nosotros, al despertarnos, nos resulta difícil distinguir un sueño de la realidad; a un niño le parecerá un hecho real.

Si su hijo se despierta gritando, es importante acercarse a él  lo más rápidamente posible y tranquilizarlo, quedándose con él unos minutos hasta que se calme.

Algunos niños pequeños, en determinadas ocasiones, sufren “terrores nocturnos”. Si su hijo experimentara un típico terror nocturno, usted lo encontrará sentado en la cama, con los ojos muy abiertos, mirando a algún “monstruo” inexistente al otro lado de la habitación, en un estado bastante parecido al delirio, y evidentemente, muy aterrorizado. También puede sentirse enojado o en un estado de ánimo cercano a la desesperación.

No se sabe cuál es la causa por la que algunos niños sufren terrores nocturnos y otros no. Lo importante es tranquilizarlo hasta que el terror desaparezca.

Encender la luz podrá ayudarlo a liberarse de algunas de las imágenes que está “viendo”. El niño, incluso, puede no despertarse, volviendo a su sueño normal sin darse cuenta de lo que ha sucedido.  

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