Enfermedad por el virus del Ébola
Enfermedad por el virus del Ébola
Datos y cifras
La enfermedad por el virus del Ebola (EVE), antes llamada fiebre hemorrágica del Ebola, es un enfermedad grave, a menudo mortal en el ser humano.
El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por transmisión de persona a persona.
Los brotes de enfermedad por el virus del Ebola (EVE) tienen una tasa de letalidad que es de aproximadamente 50%. En brotes anteriores, las tasas fueron de 25% a 90%.
Los primeros brotes de EVE se produjeron principalmente en aldeas remotas de África central y occidental, cerca de la selva tropical. El brote de 2014-2016 en el oeste de África afectó a grandes centros urbanos, así como a las zonas rurales.
La participación de la comunidad es fundamental para el éxito del control de los brotes. Un buen control de los brotes depende de la aplicación de diferentes intervenciones, como la atención a los casos, las prácticas de control y prevención de la infección, la vigilancia y el rastreo de los casos, los entierros en condiciones de seguridad o la movilización social.
El tratamiento de apoyo precoz con rehidratación y el tratamiento sintomático mejoran la supervivencia. Todavía no hay ningún tratamiento aprobado que neutralice el virus de forma demostrada, pero están en fase de desarrollo diversas formas de hemoterapia, inmunoterapia y farmacoterapia.
La enfermedad por el virus del Ebola (EVE) es un enfermedad grave, a menudo mortal en el ser humano. El virus se detectó por vez primera en 1976 en dos brotes simultáneos ocurridos en Nzara (hoy Sudán del Sur) y Yambuku (República Democrática del Congo). La aldea en que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ebola, que da nombre al virus.
El brote de ebola de 2014-2016 en África Occidental fue el más extenso y complejo desde que se descubrió el virus en 1976. Hubo más casos y más muertes en este brote que en todos los demás juntos. Además, se extendió a diferentes países: empezó en Guinea y después se propagó a través de las fronteras terrestres a Sierra Leona y Liberia.
El género Ebolavirus es, junto con los géneros Marburgvirus y Cuevavirus, uno de los tres miembros de la familia Filoviridae (filovirus). Se han identificado cinco especies distintas en el género Ebolavirus:
ebolavirus Bundibugyo (BDBV);
ebolavirus Zaire (EBOV);
ebolavirus Reston (RESTV);
ebolavirus Sudan (SUDV), y
ebolavirus Taï Forest (TAFV).
Las especies BDBV, EBOV y SUDV se han asociado a grandes brotes de EVE en Africa. El virus responsable del brote en África Occidental en 2014-2016 pertenece a la especie Zaire.
Transmisión
Se considera que los huéspedes naturales del virus son los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae. El virus del Ebola se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados, de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, el virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de soluciones de continuidad de la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos.
La infección del personal sanitario al tratar a pacientes con EVE ha sido frecuente cuando ha habido contacto estrecho y no se han observado estrictamente las precauciones para el control de la infección.
Las ceremonias de inhumación que implican contacto directo con el cadáver también pueden contribuir a la transmisión del ebola.
Los pacientes son contagiosos mientras el virus esté presente en la sangre.
Transmisión por vía sexual
Se precisan más datos de vigilancia e investigaciones sobre los riesgos de la transmisión por vía sexual y, en particular, sobre la prevalencia del virus viable y transmisible en el semen a lo largo del tiempo. Entre tanto, y sobre la base de la evidencia actual, la OMS recomienda lo siguiente:
Todos los supervivientes de ebola y sus parejas sexuales deberían recibir asesoramiento con el fin de adoptar prácticas sexuales seguras hasta que su semen arroje resultados negativos en dos pruebas de detección del virus. Se debería proporcionar preservativos a estas personas.
A los hombres que hayan superado la enfermedad se les debería ofrecer la posibilidad de someterse a una prueba de detección del virus en el semen 3 meses después del inicio de los síntomas y, posteriormente, a aquellos que den positivo, todos los meses hasta que sus muestras de semen den negativo en dos RT-PCR, con un intervalo de una semana entre ellas.
Los supervivientes y sus parejas sexuales deberían:
abstenerse de mantener cualquier tipo de relación sexual;
adoptar prácticas sexuales seguras, en particular el uso correcto y sistemático de preservativos, hasta que su semen haya arrojado resultados negativos en 2 pruebas de detección del virus.
Una vez que den negativo para el virus, los supervivientes pueden reiniciar su actividad sexual normal sin temor a transmitir el virus del Ebola.
Teniendo en cuenta nuevos análisis de las investigaciones en curso y las consideraciones del Grupo Consultivo de la OMS sobre la Respuesta a la Enfermedad por el Virus del Ebola, la OMS recomienda que los hombres que hayan sobrevivido a la enfermedad tengan prácticas sexuales e higiénicas seguras durante los 12 meses siguientes al inicio de los síntomas o hasta que los análisis del semen den negativo dos veces para el virus del Ebola.
Hasta que su semen dé negativo en 2 pruebas de detección del virus, los supervivientes deberían mantener una buena higiene personal y de las manos lavándose de forma inmediata y exhaustiva con agua y jabón después de cualquier contacto físico con el semen, incluida la masturbación. Durante este periodo los preservativos usados deberían manipularse y desecharse en condiciones de seguridad para evitar el contacto con los líquidos seminales.
Todos los supervivientes y sus parejas y familiares sean tratados con respeto, dignidad y compasión.
Síntomas de la enfermedad
El período de incubación (intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días. Las personas no son contagiosias hasta que aparecen los sintomas. Se caracterizan por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas. Los resultados de laboratorio muestran disminución del número de leucocitos y plaquetas, así como elevación de las enzimas hepáticas.
Persistencia del virus en personas que se están recuperando de la enfermedad por el virus del Ebola
Se sabe que en algunas personas que se han recuperado de la EVE, el virus persiste en zonas del organismo menos accesibles al sistema inmunitario, como los testículos, los ojos o el sistema nervioso central. En mujeres infectadas durante el embarazo, el virus persiste en la placenta, el líquido amniótico y el feto, mientras que en mujeres infectadas durante la lactancia puede persistir en la leche materna.
Los estudios sobre la persistencia del virus indican que en un pequeño porcentaje de supervivientes, algunos líquidos corporales pueden seguir dando positivo para el virus en la PCR-RT (reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa) durante periodos de hasta 9 meses.
Aunque raros, ha habido casos de enfermedad recidivante sintomática por aumento de la replicación del virus en pacientes que se han recuperado de la EVE. Todavía no se conocen bien las causas de este fenómeno.
Diagnóstico
Antes de establecer un diagnóstico clínico de EVE hay que descartar otras enfermedades infecciosias como el paludismo, la fiebre tifoidea o la meningitis. Los métodos de diagnóstico detallados a continuación sirven para confirmar que los síntomas son causados por la infección por el virus del Ebola:
prueba de inmunoadsorción enzimática (ELISA);
pruebas de detección de antígenos;
prueba de seroneutralización;
reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR);
microscopía electrónica;
aislamiento del virus mediante cultivo celular.
A la hora de seleccionar las pruebas diagnósticas hay que prestar mucha atención a factores como las especificaciones técnicas, la incidencia y prevalencia de la enfermedad y las repercusiones sociales y médicas de los resultados de las pruebas. Se recomienda firmemente el uso de pruebas diagnósticas que hayan sido objeto de evaluaciones independientes e internacionales.
Las pruebas actualmente recomendadas por la OMS son:
Para el diagnóstico sistemático, las pruebas de ácidos nucleicos (PAN) automatizadas o semiautomatizadas.
Las pruebas rápidas de detección de antígenos en zonas remotas en las que no estén disponibles las PAN. Estas pruebas se recomiendan para el cribado en las actividades de vigilancia, pero los casos reactivos deben confirmarse mediante PAN.
Las muestras preferidas para el diagnóstico son:
La sangre entera tratada con EDTA de pacientes sintomáticos vivos.
Las secreciones bucales almacenadas en medio de transporte universal de pacientes fallecidos o en los que no sea posible la obtención de muestras de sangre.
Las muestras recogidas de los pacientes suponen un enorme peligro biológico, y las pruebas tienen que realizarse en condiciones de máxima contención biológica. Durante el transporte nacional e internacional, todas las muestras deben ser envasadas con el sistema de triple envase.
Tratamiento y vacunas
El tratamiento de apoyo —rehidratación con líquidos orales o intravenosos— y el tratamiento de determinados síntomas mejoran la supervivencia. Todavía no hay ningún tratamiento de eficacia demostrada, pero se están evaluando diversas formas de hemoterapia, inmunoterapia y farmacoterapia. Tampoco hay aún vacunas aprobadas para el ebola, pero se están evaluando dos posibles vacunas candidatas.
Una vacuna experimental, denominada rVSV-ZEBOV, ha demostrado proporcionar una gran protección contra este virus mortal en un ensayo clínico a gran escala (11 841 sujetos) realizado en Guinea en 2015. Entre los 5837 sujetos que recibieron la vacuna no hubo casos de ebola 10 o más días después de la vacunación, mientras que en los que no recibieron la vacuna hubo 23 casos.
El estudio, dirigido por la OMS junto con el Ministerio de Salud de Guinea, Médecins sans Frontieres y el Instituto de Salud Pública de Noruega, contó con la colaboración de otros asociados internacionales. Se eligió un protocolo de vacunación “en anillo”, en el que algunos “anillos” fueron vacunados poco después de detección de un caso, y los demás “anillos” al cabo de tres semanas.
Prevención y control
Un buen control de los brotes depende de la aplicación de diferentes intervenciones, como la atención a los casos, la vigilancia y el rastreo de los casos, los entierros en condiciones de seguridad o la movilización social. La participación de la comunidad es fundamental para el éxito del control de los brotes. La sensibilización sobre los factores de riesgo de la infección por el virus del Ebola y sobre las medidas de protección (incluida la vacunación) constituye un medio eficaz para reducir la transmisión en el ser humano. Los mensajes destinados a reducir los riesgos deben centrarse en los siguientes aspectos:
Reducir el riesgo de transmisión de animales salvajes al ser humano a consecuencia del contacto con murciélagos de la fruta o monos o simios infectados y del consumo de su carne cruda. Deben utilizarse guantes y otras prendas protectoras apropiadas para manipular animales. Sus productos (sangre y carne) deben estar bien cocidos antes de consumirlos.
Reducir el riesgo de transmisión de persona a persona en la comunidad a consecuencia del contacto directo o estrecho con pacientes infectados, especialmente con sus líquidos corporales. Hay que evitar el contacto físico estrecho con pacientes con EVE y utilizar guantes y equipo de protección personal adecuado para atender a los enfermos en el hogar. Es necesario lavarse las manos con regularidad tras visitar a enfermos en el hospital, así como después de cuidar a enfermos en el hogar.
Reducir el riesgo de posible transmisión sexual. Teniendo en cuenta nuevos análisis de las investigaciones en curso y las consideraciones de su Grupo Consultivo sobre la Respuesta a la Enfermedad por el Virus del Ebola, la OMS recomienda que los varones que sobrevivan a esta enfermedad tengan prácticas sexuales e higiénicas seguras durante los 12 meses siguientes al inicio de los síntomas o hasta que sus muestras de semen den dos veces negativo para el virus del Ebola. Se debe evitar el contacto con líquidos corporales y se recomienda el lavado con agua y jabón. La OMS no recomienda el aislamiento de los pacientes convalecientes de ambos sexos una vez que sus muestras de sangre hayan dado negativo para el virus del Ebola.
Medidas de contención de los brotes. Entre ellas se encuentran la inhumación rápida y segura de los cadáveres infectados, la identificación de las personas que puedan haber estado en contacto con alguien infectado por el virus y su observación durante 21 días. También son importantes la separación de los enfermos y de las personas sanas para evitar una mayor propagación, y el mantenimiento de una buena higiene y de la limpieza del entorno.
Control de la infección en centros de atención médica. Los profesionales sanitarios deben observar en todo momento las precauciones habituales en todos los pacientes, independientemente de su diagnóstico. Entre ellas se encuentran la higiene básica de las manos, la higiene respiratoria, el uso de equipos de protección personal (en función del riesgo de salpicaduras u otras formas de contacto con materiales infectados) y prácticas de inyección e inhumación seguras.
Los trabajadores sanitarios que atienden a pacientes con infección presunta o confirmada por el virus del Ebola deben aplicar, además de las precauciones generales, otras medidas de control de las infecciones para evitar cualquier exposición a la sangre o líquidos corporales del paciente y el contacto directo sin protección con el entorno posiblemente contaminado. Cuando tengan contacto estrecho (menos de 1 metro) con pacientes con EVE, los profesionales sanitarios deben protegerse la cara (con máscara o mascarilla médica y gafas) y usar bata limpia, aunque no estéril, de mangas largas y guantes (estériles para algunos procedimientos). Quienes trabajan en el laboratorio también corren riesgo. Las muestras tomadas a efectos de diagnóstico de personas o animales con infección presunta o confirmada por el virus del Ebola deben ser manipuladas por personal especializado y procesarse en laboratorios adecuadamente equipados.
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